Crónicas de un hombre serio  /  Anecdotario

Mear fuera del tiestomayo 2015

Hace pocos días, al filo de un mediodía primaveral, fui testigo de un hecho escatológico: un hombre, al amparo de la presunta penumbra de un paso subterráneo de peatones, se colocaba frente a una de las paredes del pasadizo en posición inequívoca de ir a echar una meada.

En aquel momento pasábamos por allí una media docena de personas; entre ellas, un par de veinteañeros. Uno de ellos, al llegar a la altura de quien parecía estar en trance de comenzar su micción, le recriminó su comportamiento. Alcancé a oír sus últimas palabras, que fueron precedidas por un sonoro taco: “vete a un bar y meas en el váter, y no aquí”. Probablemente, el hombre se sintió intimidado y abandonó su intento.

Quiero suponer que la acción del joven estuvo motivada por razones de decoro o de buen gusto; me resisto a pensar que su postura obedeciera a razones de salud pública, ya que, en ese caso, no daría abasto para recriminar a quienes pasean perretes que hacen lo suyo por las calles y parques de la ciudad.

Una vez fuera del paso subterráneo, mientras iba caminando unos metros detrás de los veinteañeros, me vino a la memoria que hace unos meses me quedé de piedra cuando, en una sobremesa, mis hijos/as veinteañeros/as hicieron referencia a una de las últimas modas en despropósitos festivo-nocturnos. El evento -que, al parecer, sólo es protagonizado por varones- consiste en sacar subrepticiamente el aparato del pis mientras se toma una copa en la barra de un bar y largar una meada in situ, salpicaduras incluidas.

Y al evocar ambos sucesos -el recién observado y la recreación mental del descrito por mis hijos/as-, me resultó imposible no poner el acento en las diferencias existentes entre los protagonistas.

La meada nocturna de la barra de bar me la imaginaba interpretada por un personaje con unos cuantos tragos en el cuerpo, integrante de un grupo de jóvenes de edad y aspecto similares al veinteañero que había censurado al hombre que se disponía a aliviarse.

La tipología del protagonista del intento de meada diurna del paso subterráneo es reconocible para cualquiera que tenga en su entorno próximo alguna persona de la cuarta edad, es decir, de más de ochenta años. En este caso se trataba de un señor bien vestido y con aspecto aseado, que para caminar se ayudaba de una muleta en una mano y de un bastón en la otra.

Desconozco si el señor en cuestión era reincidente en su nada loable intento de orinar en la vía pública; tampoco conozco el estado de su próstata, ni tuve la posibilidad de comprobar la velocidad a la que era capaz de desplazarse y, por tanto, no puedo estimar el tiempo que le podría haber costado llegar al bar más próximo para seguir el consejo de su detractor (por los alrededores no hay urinarios públicos).

En cualquier caso, como balance de la comparación entre los protagonistas de las meadas fuera de sitio, ya sea en grado de tentativa o plenamente consumadas, me atrevo a plantear dos hipótesis: la primera, que el señor de la cuarta edad nunca habrá meado en la barra de un bar (ni siquiera cuando era joven -que seguro que lo ha sido- e iba de marcha); la segunda hipótesis es que, en el caso de haber sido testigo de una furtiva meada de barra de bar, el veinteañero con vocación de vigilante no se habría enfrentado con un coetáneo para recriminarle su acción.

A tenor de los hechos referidos y teniendo en cuenta las hipótesis planteadas, me atrevo a concluir que hay señores mayores y jóvenes que, en una u otra circunstancia y por razones diversas, aspiran a mear fuera de sitio e, incluso, algunos llegan a hacerlo.

Unos, para evacuar la agüita amarilla que cantaban los Toreros Muertos de Pablo Carbonell, impelidos por la incontinencia urinaria propia de enfermos de próstata o de consumados cerveceros. Algunos otros, presuntos paladines de las buenas costumbres, para expeler elocuentes expresiones de machitos alfa, probablemente desde la inconsciencia de que un día llegarán a viejos y, a lo peor, no pueden llegar a mear en el sitio adecuado. A mi juicio, son sobre todo estos últimos los que mean fuera del tiesto.

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