Crónicas de un hombre serio  /  Escritos con y para el corazón  

Los animales domésticos1966

Mi primer texto publicado 2014

Hace unos años, en una visita a unos familiares muy allegados, me pusieron delante un amarillento recorte de periódico que había aparecido en su casa, entre viejos papeles. Bajo el título, una entradilla decía: “El trabajo que publicamos a continuación, sobre el tema de los animales domésticos, ha sido escrito por Francisco Javier García Aranda, con domicilio en el Paseo de Colón, letra Y, alumno del Colegio del Sagrado Corazón, Villa Mundaiz, de nuestra ciudad”.

Un trozo de esquela en el reverso del recorte data la publicación en diciembre de 1966, cuando tenía 13 años. El texto había sido escrito meses antes para participar, a iniciativa del citado centro escolar en el que cursaba el bachillerato, en el concurso de redacción que promovía la chispa de la vida. Alguien me dijo que mi redacción había sido seleccionada y que participaría en una segunda fase del concurso. Todavía recuerdo con gran frustración la celebración de esa segunda fase cuando anunciaron que el tema sobre el que había que escribir era “Las nubes” y no se me ocurría nada con qué rellenar el folio que me habían dado. Ahí acabó la aventura literaria.

Por cierto, en el recorte de periódico, junto a la redacción aparece el trozo de una reseña en la que se hace referencia a una ermita de Santa María del Amor Hermoso. ¡Y yo que creía que “dremiadelamorhermoso” era un invento de Forges!


Un dulce trino, un mimoso maullido, un potente ladrido. Son los sonidos que emiten unos animales domesticados a lo largo de muchos siglos.

Los animales domésticos son los verdaderos compañeros del hombre.

Son animales domésticos los animales que ayudan al labrador en sus rudas y penosas tareas; también lo son los que viven en las ciudades, sin ninguna ocupación.

Son unos animales bien conocidos y apreciados de todos nosotros por su mansedumbre y dulzura. Son completamente sumisos a la voluntad de su dueño, siempre que este sea bueno y agradecido con ellos.

Proporcionan grandes ayudas y excelentes beneficios al hombre, el cual, generalmente, agradecido les ofrece cariño y un hogar que saben apreciar.

Son el dulce canto de los campos, son el ronco hablar de los sembrados, son el mimoso arrullo de las casas, son los que animan y acompañan al que lo necesita, tanto en la soledad de los campos, como en el bullicio y ajetreo de las grandes ciudades.

El niño pequeño nos demuestra que, si uno es bueno con ellos, nos ofrecerán todo lo que puedan darnos. Los animales domésticos aman a los niños, porque son quienes les acarician y juegan con ellos con la mayor confianza y sin querer hacerles daño.

Por todo eso podemos decir que son: compañeros, amigos, ejemplo de gratitud, de mansedumbre y de dulzura. Son unos excelentes portadores de las mejores cualidades de la humanidad.

Proporcionan al hombre unos excelentes beneficios tanto en el orden físico, ayudándole, sobre todo, en los trabajos del campo, como en el orden moral, animándole y alegrándole en los momentos en que necesita aliento y consuelo.

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