Historias / Microrrelatos
Cisnesjulio 2019
Apoyado en la barandilla, los miraba y les sonreía. A veces murmuraba halagos hacia su belleza. Los cisnes del estanque eran intocables. Pero uno de ellos se acercó hasta rozarle con su cabeza. Él se limitó a dejarle hacer. Unos tras otro, los cisnes se acercaron para acariciarse contra su mano. Y así continuaron hasta que se hizo la noche. Fue cuando lo desconectaron del respirador. Los cisnes nunca volvieron.