El blog de Javier García Aranda

Tendinitis traumática y no sé qué del manguito rotador. O algo así. Y mira que le había dicho que ya no está en edad para meterse en esos berenjenales. Que hay que saber dejarlo un minuto antes de que los años le pongan a uno en su sitio. Que no vale haber sido campeón hasta de ajedrez, ni haber subido montañas como para hacer cientos de himalayas. Que no sirven las mil y una horas de vóley-playa, obligando a la espalda a escorzos inverosímiles. Que no es suficiente con seguir haciendo pesas cada día, ni conservar la buena figura. Porque hay un momento en que hay que dejar de lado las actividades peligrosas y asumir que hay que cuidarse. Se lo había advertido: mantente lejos del deporte de riesgo. Pero no pudo resistirse a la tentación... y decidió bajar a pasear al perro. No tuvo en cuenta que los animales son como los humanos: imprevisibles.