No hay nada como enfrentarse a una página en blanco y ponerse a escribir para saber si sobre un asunto que nos ronda por la cabeza tenemos ideas claras y podemos decir algo consistente. Quien lo haya intentado sabe el tiempo y el esfuerzo que cuesta, y conoce también la satisfacción que produce conseguirlo.

jga - junio 2020

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Diálogosnoviembre 2024

El sociólogo estadounidense Richard Sennett, en su libro Juntos (2012), postula la importancia del diálogo como parte sustancial de la investigación social y, en particular, de la inscrita en la tradición etnográfica.


El citado autor diferencia entre dos tipos de diálogos:

- El dialéctico. Las personas interlocutoras confrontan sus puntos de vista con el propósito de llegar a una síntesis o a un acuerdo sobre el asunto en cuestión. Serían ejemplos clásicos de esta forma de dialogar las conversaciones propiciadas por Sócrates (o, quizás, solo imaginadas por Platón) y aquellas que se supone que mantenían los peripatéticos seguidores de Aristóteles. La clave de esta forma de diálogo es que cada parte reformula, cuantas veces haga falta, los argumentos de la otra, hasta alcanzar una comprensión compartida.

- El dialógico. En este caso, el propósito fundamental del diálogo es llevar a cabo un intercambio de visiones o versiones diferentes o, incluso, divergentes, con el objetivo de lograr el enriquecimiento mutuo y sin que sea necesario que el diálogo culmine alcanzando una conclusión común: el propósito es, sobre todo, tomar conciencia de los puntos de vista propios y comprender mejor la posición ajena. Puede concluirse, por tanto, que escuchar atentamente las razones de otra persona es, cuando menos, esforzarse por poner en marcha una conversación dialógica.

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