No hay nada como enfrentarse a una página en blanco y ponerse a escribir para saber si sobre un asunto que nos ronda por la cabeza tenemos ideas claras y podemos decir algo consistente. Quien lo haya intentado sabe el tiempo y el esfuerzo que cuesta, y conoce también la satisfacción que produce conseguirlo.

jga - junio 2020

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Epístola a Álvaro Odriozolaseptiembre 2025

Sr. Odriozola:

Es usted un empleado de la Real Sociedad y, como accionista de la S. A. D. y, por tanto, copropietario del club, me siento legitimado para opinar sobre aquello que concierne a su situación contractual con la entidad. Sobre su relación laboral solo dispongo de la información que ha sido difundida por los medios de comunicación locales; por tanto, hay aspectos relevantes que desconozco, como, por ejemplo, lo que cobra usted por su trabajo. En cuanto a su trayectoria deportiva, me atengo a lo que recoge la Wikipedia, desde la suposición de que el contenido de la página que le dedica cuenta con su plácet.

Tras haber jugado dos temporadas en el primer equipo de la Real Sociedad, en 2018 fichó por el Real Madrid y, tras cinco temporadas en clubs deportivos de renombre, en 2023 volvió usted a la Real. Tenía entonces 27 años; cumplirá 30 el próximo mes de diciembre; y, en contra de toda lógica, tiene usted contrato hasta el 30 de junio de 2029, fecha en la que estará a unos meses de cumplir los 34. El que la duración de su contrato no se atiene a la lógica no es una opinión gratuita, sino fundada en que es una costumbre arraigada en la Real Sociedad no suscribir contratos de larga duración, como obviamente es el suyo, que vayan mucho más allá de la fecha en que el jugador entra en la treintena.

La realidad actual confirma, salvo en su caso, que dicha norma consuetudinaria sigue vigente en el club, como lo muestra el alcance temporal de las renovaciones de jugadores con larga trayectoria y reconocido desempeño deportivo en la Real. Sobra decir que, a mi entender, ninguna de esas condiciones se cumplen en su caso. Una opinión que, al parecer, es la que tienen también quienes actualmente llevan las riendas deportivas y económicas de la entidad, como lo muestra su intención de que usted siguiera su carrera deportiva fuera de la Real.

Entiendo que el fútbol está instalado en unos usos económicos en los que, sobre todo, aquellos jugadores que consiguen llegar al alto nivel competitivo son los grandes beneficiados. Usted es uno de ellos y, por tanto, no cabe ninguna duda de que, a estas alturas, ha ganado un buen dinero con su profesión. El fútbol no es el único ámbito de la sociedad en el que ocurre, pero llama la atención su evidente intención de redondear esas ganancias, si algo no lo remedia, con lo que le queda por cobrar en los cuatro años de contrato que tiene con la Real. Lo anterior incluso desde la evidencia de que, durante los dos años de contrato que hasta ahora ha cumplido, su presencia en el campo haya sido poco más que testimonial (el primer año jugó 15 partidos, uno menos que el año de su debut, y solo 4 en el segundo).

Está usted en su derecho de que se respete su contrato. Los contratos se firman para cumplirse y, en todo caso, más allá de las buenas expectativas que hubiera en la Real Sociedad respecto a su rendimiento deportivo, la crítica hay que hacérsela a quienes le contrataron. Confío en que esas expectativas (que algunas de las personas que somos accionistas de la entidad no compartíamos), y solo esas, fueran las que hicieron que usted volviera a la Real cuando le quedaba un año más de contrato con el Real Madrid, sin perjuicio de que esas expectativas no justificaban, como el paso del tiempo está demostrando, que se le firmara a usted un contrato hasta bien entrado en la treintena.

Como donostiarra que es, no me cabe duda de que, más allá de sus intereses deportivos y económicos, es usted de la Real. Y, como jugador que ha llegado a ser del club de su ciudad, seguro que le gustaría ser visto como uno de los héroes deportivos locales. Sin embargo, me temo que prolongar su trayectoria como jugador realista más allá del mercado de fichajes que acaba de cerrarse (no sé si seguirá todavía abierto el de algún país exótico en el que usted pudiera todavía recalar) no es la mejor credencial para que pase usted a la posteridad como alguien admirado por la afición realista.

No soy quién para darle consejos y, por tanto, no se los daré, pero corre usted el riesgo de ser recordado como un jugador a quien el club le dio una segunda oportunidad que, por los azares que tiene el deporte, no pudo aprovechar, pero, sobre todo, como una persona que no tuvo la delicadeza de salir del club, de forma elegante, cuando debía hacerlo. Hay otros que lo han hecho y seguirán siendo admirados cuando asistan a los partidos de Anoeta o se paseen por las calles de Donostia. Pero si usted se empeña en seguir cobrando su contrato -como está en su derecho- le auguro un mal lugar en la historia de la Real Sociedad.

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