Negro sobre blanco / Apuntes
Placebojulio 2022
Según el diccionario en línea de la RAE, recibe este nombre cualquier “sustancia que, careciendo por sí misma de acción terapéutica, produce algún efecto favorable en el enfermo, si este la recibe convencido de que esa sustancia posee realmente tal acción”.
Tras concienzudas investigaciones, los sabios y las sabias han llegado a una conclusión de Perogrullo: todo aquello que pulula por nuestra mente (léase cerebro), es decir, lo que pensamos, lo que creemos, lo que sentimos, lo que deseamos, lo que tememos, etcétera, influye en la salud del cuerpo (entiéndase resto del cuerpo). Y, en línea con esta tesis, quienes dan vueltas a cómo actuar sobre un cuerpo enfermo (incluido, obviamente, el cerebro) han concluido que el placebo puede ser un fantástico recurso terapéutico.
A quienes desde jovencitos nos ha gustado el asunto del “control mental”, estas conclusiones científicas nos pillan prevenidos, pero no estaría mal que los brujos y las brujas de la tribu humana se pusieran al asunto. No se trata de que nos reciban en la consulta para hacernos imposición de manos, pero se agradecería que fueran todavía más prudentes (quiero imaginar que ya lo son) antes de atiborrarnos de remedios que, al tiempo que supuestamente van curando una parte del cuerpo (incluido el cerebro), nos van estropeando otra/s (incluido también el antedicho). ¿Y si para empezar nos recetaran cuarto y mitad de placebo? Uno sin sal, sin azúcar, sin lactosa, sin gluten, sin grasas saturadas... y que sepa rico (sic), por supuesto.