Negro sobre blanco / Escritos de un sindicalista
Inflación y salariosnoviembre 2021
Si no se lo quita la enésima ola de la pandemia, el protagonismo de lo que queda de año 2021 será para el aumento del IPC. Contagiada Europa de la alergia histórica que Alemania tiene a la inflación, el Banco Central Europeo se ha afanado en mantenerla por debajo del 2%. El caso es que si a final de año, tal y como están anunciando, está por encima del 5%, el optimismo económico postpandemia se puede ir al garete. Dicen los oráculos de la economía global que es el rebote de la crisis de la pandemia. Por si acaso, hay ilustres que ya están anunciado el remedio: no es difícil adivinar en quienes están pensando para que paguen la cuenta.
La mayoría de los mortales andamos justitos de macroeconomía, pero leyendo historias hemos aprendido que, siempre que en el mundo pasa algo gordo, ya sean guerras, sequías, catástrofes o pandemias, hay muchas personas que mueren o, al menos, las pasan canutas, y unas cuantas que se hacen ricas, o todavía más ricas. Por eso, no me creo que sea casualidad que, de repente, en los medios de comunicación empiecen a aparecer declaraciones de sesudos expertos que se ponen la venda antes de la herida.
El primer aviso a navegantes es que no pasa nada. La evidente escalada de los precios solo es un pequeño problema ocasionado por los desajustes surgidos durante la pandemia. Un problemilla que se resolverá en unos meses, tras lo que la economía, sustentada en el famoso mercado, seguirá creciendo a todo trapo (y, añado, haciendo más ricos a los que ya lo son). Y para que se produzca el feliz desenlace, en lo único en lo que hay que tener cuidado es en no enturbiar el ambiente… con una subida desmesurada (sic) de salarios.
Está claro. Para no estropearlo todo, lo único que hay que hacer es no creerse los argumentos de los trasnochados sindicalistas de la vieja era industrial. Esos que, además de pedir cosas como que suba el salario mínimo interprofesional o que se acabe con la precariedad laboral, se empeñan en decir que, si en el año 2021 el IPC sube un 5%, al menos ese debe ser el porcentaje que deben subir los salarios de los trabajadores y las trabajadoras. ¡Que nadie les engañe con ese viejo argumento!: lo chipén para economía de esta era posindustrial en la que nos ha tocado vivir es que, en el año 2022, los salarios suban alrededor de un 1,5%. Y con eso, a nada que no haya un coronavirus que estropee el asunto, todo resuelto. ¡Eureka! Han vuelto a encontrar la solución. Es la misma de siempre.