Negro sobre blanco  /  Opinatorio

A vueltas con la mediaoctubre 2019

Si se recorren las Matemáticas, se encuentran muchas medias. La más elemental es la media aritmética. Es la media por antonomasia; la que todo el mundo conoce, porque es la que se estudia en la enseñanza obligatoria. El diccionario de la RAE la define como el “cociente de dividir la suma de varias cantidades por el número de ellas”.

En un informe sobre los equipos deportivos de Gipuzkoa que compiten en los máximos niveles de las competiciones de ámbito estatal aparece la media de sus presupuestos. Alguien puede pensar que esa media es una buena referencia para conocer el nivel económico de esos equipos. Sin embargo, si uno de los presupuestos incluidos en el cálculo corresponde al equipo masculino de fútbol profesional de la Real Sociedad, el valor de la media sólo lleva a la confusión. El motivo es que los blanquiazules tienen mucho más presupuesto que todos los demás equipos juntos.

Para saber cómo evoluciona la edad de las personas de Gipuzkoa que reciben ciertas prestaciones sociales algunos analistas del asunto calculan la media de las edades de todas ellas. El problema es que la mayoría de esas personas pertenecen a dos grupos: uno es el formado por personas muy jóvenes; el otro lo integran personas muy mayores. En definitiva, la media calculada no tiene ningún valor para saber cómo evoluciona realmente la edad en cada uno de los dos grandes colectivos.

Los dos ejemplos son reales. Hay muchos más. Basta con estar atento a los medios de comunicación para darse cuenta del gran número de veces que se utiliza alguna media para explicar cómo evoluciona una magnitud económica o social. Media que, a menudo, es tan poco clarificadora como la de los ejemplos mencionados.

No es cuestión de dar a nadie lecciones de Estadística, pero, si no se quiere andar confundiendo al prójimo, quienes andan a vueltas con la media deberían dar un repaso a los conceptos elementales de una disciplina que demasiado a menudo se aplica con cierta alegría (en particular, en el ámbito de las Ciencias Sociales).

Por tanto, hay que andarse con ojo cuando alguien utiliza una media para explicar qué está pasando con algo importante (la renta per cápita, por ejemplo, que no es más que una media con nombre rimbombante). Y para no olvidarse de la trascendencia del asunto basta con tener en mente que, si una persona se come un pollo entero y otra no come ni la salsa del pollo, alguien puede calcular la media y tratar de convencernos de que se han comido medio pollo cada una.

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