Negro sobre blanco  /  Reflexiones de un estudiante de “letras”

Yihadismo o Wagneragosto 2023

El diccionario en línea de la RAE define yihadismo como “tendencia ideológica radical que preconiza la yihad” o guerra islámica (el diccionario también recoge que, en la religión islámica, yihad significa “esfuerzo de superación espiritual”). El Grupo Wagner es una organización paramilitar rusa: una empresa militar privada cuyos empleados son mercenarios (hay quien la considera el ejército privado no oficial del presidente ruso Vladímir Putin).


La última semana de junio el Grupo Wagner amagó con enfrentarse militarmente al establishment ruso. El pasado 23 de agosto murió, en supuesto accidente de aviación, su fundador y líder Yevgeny Prigozhin. En el ínterin, en Níger se producía un golpe de Estado: otra dictadura militar que cercena una democracia incipiente. En un programa radiofónico, al analizar las alternativas para este nuevo foco de conflicto de la región africana del Sahel, un periodista plantea una siniestra dicotomía: yihadismo o Wagner. Es la síntesis de las opciones que acostumbran a dejar tras de sí los países -o, si se prefiere, sus empresas homologadas para ello- que vienen esquilmando el territorio africano desde la noche de los tiempos.

Como señala el periodista Sergio Parra, el Grupo Wagner, al que se asocia con el neonazismo y la extrema derecha y que ha sido acusado de crímenes de guerra, saltó a la fama durante la guerra del Dombás por su apoyo a los separatistas prorrusos; también está comprobada su participación en otros de los denominados conflictos globales (Siria, Libia, República Centroafricana, Mali), donde se entrecruzan intereses locales e internacionales representados por diversas facciones militares. ¿Quién va a poner límite a la acción impune de este grupo armado en los conflictos africanos? ¿Los países democráticos que abandonan el terreno en cuanto las cosas se ponen feas? ¿El propio Putin?

En lo que respecta a los movimientos yihadistas en África, Salma Semmami propone un interesante análisis: ante la debilidad de sus Estados nación, gobiernos norteafricanos y del África subsahariana han reforzado la presencia de la religión islámica como elemento de cohesión social y han utilizado para ello los mismos argumentos que los islamistas más extremistas. El resultado es el aumento de la relevancia de los grupos yihadistas y un mayor apoyo social hacia ellos. ¿Cómo se resuelve el problema? Los países africanos deberán realizar reformas estructurales que abran un horizonte de esperanza que anime a sus jóvenes a distanciarse del yihadismo. Pero eso solo es posible a largo plazo. Mientras tanto, ¿quien pone coto a los desmanes de los movimientos yihadistas? ¿Los países occidentales que perciben la amenaza dentro de sus propias fronteras? ¿El Grupo Wagner?

Este panorama kafkiano no va a alterar, por supuesto, el gran logro europeo del momento: las cifras del turismo de este año están siendo magníficas. Ni yihadismo, ni Grupo Wagner, ni guerra de Ucrania, ni golpe de Estado en Níger: está claro que las vacaciones son para el verano, y viceversa. Ya llegará el otoño.

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