El blog de Javier García Aranda

Como cualquier aficionado/a al deporte sabe, antes de comenzar las competiciones internacionales se escuchan los himnos de los equipos contendientes. Así ocurre en los partidos que juegan selecciones españolas (como la de fútbol), en los que se ha hecho costumbre acompañar el himno español, que oficialmente no tiene letra, con el reiterativo LOLO-LOLO. La música del himno -la tradicional Marcha de Granaderos o Marcha Real Española- comienza con cuatro compases, que se repiten. Sin embargo, es habitual que los/as apasionados/as cantores/as del remedo de letra no hagan la preceptiva repetición y sigan con su salmodia durante varios compases, hasta que improvisan la forma de volver a la melodía original. Es decir, una parte importante de quienes cantan el LOLO-LOLO no siguen la música del himno. ¿Será porque el intríngulis de la letra obliga a un sobreesfuerzo neuronal?