¡Oh deporte!  /  Fútbol es fútbol

La estelada, la vicepresidenta y el fútbolmayo 2016

Cuando se prohíbe la exhibición de un símbolo representativo de una opción política legítima, es de Perogrullo que se trata de una decisión con contenido político. Es el caso de la prohibición de llevar banderas esteladas de Catalunya a la final de la Copa del Rey de fútbol. Y, desde la obviedad de que se trataba de una decisión política, se venía produciendo la confrontación de pareceres de diferentes actores políticos y sociales, tanto en los medios de comunicación como en los tribunales.

Así iban las cosas hasta que la vicepresidenta del Gobierno de España en funciones decidió irrumpir en el escenario y empeñarse en hablar de fútbol. Y, con esa excusa construyó un discurso en el que, por si no fuera suficiente con la grima que producen el oscurantismo y la corrupción de las estructuras futboleras, la señora Sáenz de Santamaría se dedicó a cantar sus alabanzas, como si se tratara de instituciones ejemplares. ¿Será que la vicepresidenta no tiene suficiente con ocuparse de lo que afecta a su partido?


A la vicepresidenta del Gobierno de España en funciones le tocó comparecer ante los medios de comunicación en el entreacto de la polémica: ya estaba servido el debate sobre el impresentable desliz político de la delegada del Gobierno en la Comunidad de Madrid, la ínclita Concepción Dancausa, que había prohibido la entrada de esteladas en la final de la Copa del Rey de fútbol; y todavía estaba en el horno el auto del juez del juzgado de lo contencioso-administrativo número 11 de Madrid, Jesús Torres Martínez, que poco después dispondría la suspensión cautelar de dicha prohibición.

Soraya Sáenz de Santamaría intentó salir del trance argumentando que la decisión de la señora Dancausa respondía a “criterios técnicos y no políticos”. Y sustentó su tesis, nada más y nada menos que en la “doctrina” de la UEFA -¡como si la UEFA fuera un referente en la aplicación del derecho a la libertad de expresión!- y en que la propia Federación Española de Fútbol incluye “la propaganda política” entre los objetos prohibidos en los campos de fútbol -¡como si la FEF fuera un intérprete mínimamente autorizado en el ámbito de lo político!

Para reforzar su argumentación, a la vicepresidenta no se le ocurrió nada mejor que recurrir a la famosa frase de Vujadin Boskov que proclama que fútbol es fútbol. Al parecer, la señora Sáenz de Santamaría no ha caído en la cuenta que, desde que fuera acuñada en 1979, dicha expresión “ha sido la fórmula empleada, una y otra vez, en los medios de comunicación o en los despachos, con significado deportivo o extradeportivo, con media sonrisa o en pose conspicua, para justificar la perpetua paradoja en la que pervive el deporte más importante del mundo” (Fútbol es fútbol). Y no contenta con ello, la vicepresidenta se tomó la licencia de añadir a la tautología más famosa de la historia del deporte una tendenciosa coletilla: …y sólo fútbol.

El ramplón discurso de la vicepresidenta para defender in extremis (pronto llegaría el juez Torres Martínez con la rebaja) el criterio inequívocamente político con el que se había decidido prohibir la presencia de la estelada en las gradas del Vicente Calderón choca frontalmente con los siguientes hechos: lo que estaba en juego era la Copa del Rey, quien, por el momento, es el Jefe del Estado y, por tanto, un inequívoco cargo político; el palco del estadio iba a estar repleto de políticos (aunque hubieran sido algunos menos si se hubiera mantenido la prohibición); estaba previsto que antes del partido la megafonía del campo emitiera el himno español, un indiscutible símbolo político; es costumbre que el equipo ganador de la competición sea recibido y felicitado por las máximas autoridades políticas de su ciudad y su Comunidad Autónoma.

Que la señora Sáenz de Santamaría argumentara que fútbol es fútbol, para intentar avalar la supuesta autoridad de la UEFA y la FEF en materia de libertad de expresión o de simbología política es un despropósito impropio de quien debería conocer cómo se las gastan esas entidades en la interpretación de las normas estatales e internacionales. Pero que, además, nos quisiera hacer creer que el fútbol es sólo fútbol sólo tiene una explicación: nos quería engañar.

Porque no es posible que una señora lista, como lo es la vicepresidenta, no alcance a ver el lado político que ha tenido, tiene y -me temo- va a seguir teniendo el fútbol. En particular, cuando lo que estaba sobre la mesa era la prohibición de la presencia de banderas esteladas de Catalunya en la final de copa, mientras que simultáneamente se autorizaban para ese mismo día manifestaciones de grupos de ultraderecha, convocadas con excusas propiciadas por la celebración de dicha final.

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