¡Oh deporte!  /  Mi Real Sociedad

Fútbol vs rugbyjunio 2023

Hace años tuve una revelación: no dejaría de ir a Anoeta a ver los partidos de mi Real Sociedad porque el equipo jugara mejor o peor, porque lo hiciera en primera o segunda división, ni siquiera porque me fuera haciendo mayor. Dejaría de ir porque cada vez tengo menos afinidad con las liturgias que han implantado en el fútbol quienes se han erigido en líderes de las aficiones. No la tengo con la mayor parte de lo que se verbaliza y se escenifica dentro de los estadios, ni mucho menos con las actuaciones que suelen llevan a cabo por los alrededores aquellos grupos que desparraman su euforia o indignación con una agresividad y falta de civismo que poco tiene que ver con el deporte y la devoción por los colores de sus equipos.


Un viejo amigo, que está implicado en tratar de hacer un poco mejor la vida en el barrio en que está ubicado el campo de la Real Sociedad, me contaba que hay un grupo de seguidores y seguidoras realistas que tiene indignado al vecindario. El motivo es que, cada vez que juega la Real, hay personas que tienen hasta miedo de salir de casa porque la zona en que viven ha sido elegida por ese grupo para celebrar las victorias o lamerse las heridas tras las derrotas de su equipo (que, por cierto, también es el de la mayor parte de los vecinos y las vecinas del barrio).

Hace poco ha acabado la temporada de fútbol. Quienes viven en la zona cercana a Anoeta tendrán unos meses de descanso. Y nada más iniciarse este periodo de descanso, alguien ha tenido la feliz idea -dicho sea sin ironía- de celebrar en Anoeta unos partidos de rugby de máximo nivel: nada más y nada menos que las semifinales del Top 14 del rugby galo, que durante un fin de semana ha traído a Donostia a decenas de miles de aficionados y aficionadas franceses.

“Sin causar ningún incidente importante”; “No se produjeron incidentes reseñables”; “No ha habido que lamentar incidentes importantes”: este es el balance que los medios de comunicación han hecho de un fin de semana de rugby que ha enfrentado a jugadores y aficiones que tienen a gala que sus diferencias se diriman desde el respeto, la deportividad y solo dentro del terreno de juego. Mi amigo, el que se ocupa del bienestar del barrio, no me ha dicho que el vecindario se haya sentido especialmente molesto, ni mucho menos atemorizado por las aficiones de esos equipos.

Igual tendríamos que invitar a las plantillas de esos equipos -Toulouse, Racing 92, Stade Rochelais y Bordeaux Bègles- a hacer un stage turístico en Donostia cuando comience la temporada de fútbol. Y pedirles que después del partido de la Real se paseen por las inmediaciones de Anoeta y expliquen al grupo de realistas que anda molestando cómo tienen que comportarse.

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