¡Oh deporte! / Mi Real Sociedad
Historia de Atotxa y reflexión en Anoetaabril 2023
Compadezco a quienes no les gusta el deporte rey (aunque a algunos nos guste más el atletismo, hay que reconocer que el fútbol es el rey de los deportes). Sobre todo últimamente, tienen razón para quejarse: partidos a todas horas y un “partido del siglo” cada mes; un sinfín de espacios futboleros que, salvo alguna excepción, son cutres y ramplones hasta decir basta; y, para culmen, desde que surgió el affaire Barça, no se puede prever en qué momento de cualquier programa -incluso de los informativos- van a obsequiar al vidente y/o escuchante con el último rifirrafe casposo del corral futbolero. Es el momento: quien tenga alguna vieja historia almacenada en la memoria o alguna reflexión larvada durante décadas que la cuente ahora. En lo que me toca, contaré un par de ellas; otras quedarán guardadas… hasta mejor ocasión.
La primera es a cuenta del lío en que se ha metido el Barça: hay que reconocer que en Madrid siempre han sabido hacer cociditos arbitrales mucho mejores que en Barcelona. Como muestra, una anécdota vivida, hace muchísimo tiempo, en las gradas de Atotxa. La Real jugaba un partido de liga contra el Madrid; se acercaba el final y el marcador señalaba el cero a cero inicial; parecía que, por fin, íbamos a lograr nuestro primer punto ante los madridistas después de la vuelta a primera en 1967. De pie y apelotonados en la grada de Múgica, un aficionado realista de cierta edad, serio y sin ademanes de hincha furibundo, en tono tan comedido como resignado, anunció: “la próxima vez que uno del Madrid entre en el área con el balón, se dejará caer y nos pitarán penalti en contra”. Ocurrió pocos segundos después, a escasos metros de donde estábamos. Volvimos a perder.
La segunda es una reflexión, archivada hace también mucho tiempo y resurgida hace poco tras ver en Anoeta un partido de la Real (empate, y contentos). A cuenta de lo que se está sabiendo sobre el desmadre arbitral y de lo que nunca se sabrá pero muchos/as nos imaginamos, mi hermano Luisan lanzó al aire la pregunta: ¿Y cómo nos dejaron ganar las ligas? Obviamente se refería a las ligas ganadas por la Real Sociedad en las temporadas 1980/81 y 1981/82. La respuesta no está sustentada en nada comprobable y, por tanto, es mera especulación: ganamos aquellas ligas, además de porque teníamos el mejor equipo, porque estábamos en plena transición y el establishment futbolero del franquismo -al fútbol nunca han llegado los aires democráticos- todavía se estaba resituando, si no...