Crónicas de un hombre serio / Anecdotario
La negrita del wasapjunio 2019
junio 2019
Una canción de Joan Manuel Serrat dice que de vez en cuando la vida nos ofrece momentos especiales, algunos de los cuales brindan la oportunidad de sentirse feliz como el niño cuando sale de la escuela. Cuando se peinan sólo canas, no se puede desperdiciar ninguna posibilidad de disfrutar de esas inyecciones de optimismo. Y si para ello hay que dejar aparcados los achaques, se aprietan los dientes y se aguanta el tipo.
Una forma de propiciar buenos ratos es ir con las y los integrantes del Coro Alaitu -incluido mi hermano Luisan- a cantar a una residencia o un centro para personas mayores. Hace unos días tocó hacer una visita a las y los jubiletas de Amara Viejo. Para mi hermano y para mí era una ocasión un tanto especial, porque entre la audiencia estaban nuestra hermana Loly y nuestra prima María Luisa. Fue un placer colaborar en el festival de fin de curso que allí se organiza, donde los grupos de participantes en las diversas actividades muestran lo que hacen a lo largo del año.
A nuestro coro le fue adjudicado el papel de animador musical de la fiesta, por lo que nos tocó intervenir hasta en tres ocasiones. Una de las veces en que estábamos esperando para salir a escena, mientras charlaba con mi prima se acercó una señora muy sonriente. Habían sido varias las personas que me habían manifestado su agrado con lo que íbamos cantando. Pero ésta tenía una pregunta añadida: “Perdone que se lo pregunte, pero ¿es usted el que aparece en un wasap (sic) cantando con una negrita?”. Ante mi evidente estupor y la expresión guasona de mi prima, añadió: “Porque, si no es usted, se le parece mucho”. Sin salir de mi asombro, le aseguré que quien compartía escena con la negrita del wasap no era el menda. Ella reiteró que hubiera jurado lo contrario y pareció sentirse decepcionada.
El asunto dio para un rato de cachondeo, hasta que tocó volver a cantar. Después, cuando pensé de nuevo en el vídeo del que la señora me hacía coprotagonista, me arrepentí de no haber tenido reflejos suficientes para haberle pedido que me enviase el dichoso wasap de la negrita. Habría sido divertido especular sobre el supuesto parecido. En todo caso, como dice Serrat en su canción, de vez en cuando la vida nos gasta una broma. Y eso también rejuvenece el espíritu.