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La polivalencia deportiva o cómo combatir el síndrome del éxito deportivo2001

Polideportividad 2014

Según la LEY 14/19, de 11 de junio, del deporte del País Vasco, la polideportividad es un eje clave del teórico modelo vasco de iniciación deportiva. En efecto, el Artículo 54.- Funciones y características del deporte escolar señala que “La práctica del deporte escolar será preferentemente polideportiva y no orientada exclusivamente a la competición, de tal manera que se garantice que toda la población escolar conozca y desarrolle la práctica de diversas modalidades deportivas de acuerdo con su voluntad, aptitud física y edad”. Sin embargo, en la práctica, la polideportividad solo es una estrategia real de iniciación deportiva en Gipuzkoa (y no en todos los centros escolares). Es una pena, porque el deporte guipuzcoano viene proporcionado abundantes datos sobre la bondad de la experiencia.

El Gobierno Vasco, principal responsable del desarrollo normativo de la Ley, un periodo de mandato ejecutivo tras otro es rehén del gran poder fáctico del deporte vasco: el Athletic Club de Bilbao. Esta entidad, con su estrategia de captación precoz de niños-jugadores, supuestas promesas del deporte rey, además de dar cobertura a clubes que quieren imitarle, es en gran medida responsable de impedir que el modelo contemplado en la Ley se haya implantado en la Comunidad Autónoma del País Vasco. Lo peor de la estrategia de iniciación deportiva del Athletic es que, además de no tener en lo social y educativo la altura de miras que es esperable en una institución señera del deporte y de la sociedad vizcaína y vasca, tampoco obtiene resultados que avalen inequívocamente esta opción como la mejor para gestionar la cantera.

Los textos vinculados fueron redactados en 2001 con el propósito de contribuir a dar cobertura argumental a quienes han venido defendiendo la importancia de la polideportividad en la iniciación deportiva.


Todos y todas tenemos la capacidad de disfrutar de muchos aspectos diferentes de la vida; entre ellos, de gran diversidad de prácticas deportivas. Por contra, cierta forma de pensar, con gran arraigo en el mundo del deporte, defiende que practiquemos, sobre todo, aquella modalidad deportiva para la que estamos (o parece que estamos) especialmente dotados. Grave error. Sobre todo cuando se comete con los más jóvenes. Así, no sólo limitaremos su desarrollo físico, sino que les privaremos de practicar muchas actividades deportivas que, en el presente y en el futuro, les permitirían disfrutar del deporte. Todo por perseguir un supuesto éxito deportivo. Sin duda, no merece la pena.

Hace unos días leía unas declaraciones del jugador de la Real Sociedad Aitor López Recarte. El mismo se sorprendía de su éxito en el lado izquierdo de la defensa realista, ya que, según su propia opinión, hasta hace poco sólo se veía jugando en el lado derecho. Ha tenido suerte. Otros ídolos del fútbol siguen fallando goles cantados porque son jugadores "de una sola pierna", y no digamos de algunas glorias de este deporte que se retiran sin haber dado nunca un cabezazo mínimamente certero. Es normal, la superespecialización llega en la más tierna infancia, junto con la exigencia de resultados victoriosos. Y así no hay manera de aprender.

Esto ocurre en un deporte tan relevante y de tanto impacto como el fútbol, y ocurre también, en mayor o menor medida, en casi todas las modalidades deportivas. A juicio de sesudos buscadores de talentos deportivos, algunos chavalillos que apenas levantan dos palmos del suelo son inequívocamente "jugadores de fútbol" (o de baloncesto, o de pelota...). Y, además, comienzan su práctica deportiva marcados por el estigma de intentar ser figuras. Si alguna vez llegan a la élite del deporte, habrá que evaluar a qué coste lo han hecho. Si nunca llegan (que es lo más normal), la frustración estará servida. Y, a menudo, con repercusiones que superan el estricto ámbito deportivo.

Esta extendida obsesión por el supuesto éxito deportivo es todavía más grave si -¡oh desgracia!- los aspirantes a deportistas no son suficientemente “buen@s”. Tras un par de carreras por el patio de juego y un par de partidos de algún deporte mayoritario, si uno no ha nacido con los genes deportivamente adecuados o, simplemente, ha acumulado un par de kilos de más, puede ver acabado su futuro deportivo apenas ha comenzado a interesarse por el deporte.

Demasiado frecuentemente olvidamos que el deporte debe, sobre todo, formar y divertir. El deporte debe ser un vehículo para aportar al cuerpo salud y desarrollo físico equilibrado. Aspecto que solamente se logrará practicando una actividad deportiva variada. Y debe, además, divertir. Divertir sanamente. Y difícilmente se podrá catalogar de sana la diversión de un chaval que ha aprendido a disfrutar de un solo deporte. Hecho que puede agravarse con la obsesiva búsqueda del dichoso éxito deportivo.

¿Dónde radica el problema? Como casi todos los problemas, tiene más de una raíz. Una muy grave es la prisa. En las últimas décadas se ha incrementado la expectativa de vida. Se ha estirado la época de la teórica juventud; ahora se es "oficialmente" joven hasta los 29 años. Se ha alargado también la escolarización obligatoria hasta los 16 años. Sin embargo, se ha adelantado la edad de la práctica deportiva (lo que, bien planteado, puede ser positivo) y se ha prematurizado la especialización en una modalidad deportiva (lo que es indudablemente nefasto).

L@s niñ@s ya no juegan, ni siquiera deportivamente, sino que "entrenan", se "tecnifican", se "machacan". Y esto es así en mucha mayor medida que lo que debería ser, a pesar de los buenos intentos de muchos que creen (que creemos) que este no es el buen camino. Y esto es así a pesar del freno que se ha querido poner a muchos padres equivocados, a más de un pretendido educador y a algunos dirigentes deportivos, enfermos de un concepto del deporte que no es ni sano ni educativo ni portador de esos valores que son atribuibles al buen deporte.

La práctica de actividades físico-deportivas diferentes y de varios deportes es algo obligado para la buena iniciación deportiva de l@s más jóvenes y totalmente recomendable para aficionados al deporte de todas las edades. Hay quien piensa que esta defensa de la polideportividad es una especie de moda de unos cuantos "modernos", que se han olvidado de los valores clásicos del deporte. Nada más lejos de la realidad. El deporte del futuro caminará por esa senda o, si no es así, dejará de ser el vehículo educativo y formativo que puede y debe ser.

Es difícil cambiar la mentalidad de las personas. Todavía lo es más difícil en materia deportiva, donde todo el mundo sienta cátedra. Hace falta tiempo. Y un trabajo específico y constante de divulgación de cuáles son "buenas conductas" en materia deportiva y cuáles no. Y un esfuerzo especial de quienes pueden influir en la forma en que debe entenderse el deporte en una sociedad moderna. Combatir el síndrome del éxito deportivo es tarea de tod@s l@s que amamos el deporte. O, al menos, así debería ser.

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