Los aires revolucionarios que se percibían en 1848 inspiraron a Marx y Engels para dar inicio a su Manifiesto Comunista con una frase que, al menos en la versión en castellano (la original fue escrita en alemán), resulta inquietante: “Un fantasma recorre Europa”. En el siglo XXI, uno de los fantasmas que recorre el mundo no es precisamente el del igualitarismo, sino el de la violencia que genera a su alrededor el fútbol, a menudo impregnada de fascismo militante. No hay que ser un analista conspicuo para saber que la violencia en el fútbol no es el problema más grave de nuestra sociedad. Pero, si aceptamos que el fútbol es lo más importante de lo menos importante, podemos concluir que el de la violencia futbolera es un fantasma que, en demasiadas ocasiones, consigue asquear y llega incluso a atemorizar a buena parte de la población, sobre todo a aquella que vive y/o trabaja cerca de los estadios.
El fútbol es un indiscutible fenómeno cultural, al que se atribuye la capacidad de erigirse en símbolo de identidad colectiva, de promover cohesión social y de ser un exponente de valores como el trabajo en equipo, el esfuerzo colectivo o el respeto al adversario. No obstante, es frecuente que los partidos de fútbol se conviertan en escenarios propicios para el racismo, la xenofobia o los más diversos tipos de violencia física y verbal, tanto en el interior como en el exterior de los estadios. También en Anoeta, donde juega la Real Sociedad, y en sus alrededores, es decir, en el barrio de Amara Berri. Y no siempre el protagonismo corresponde a las hinchadas de los equipos visitantes.
El malestar con el fútbol en Amara Berri viene de lejos, desde los años 90, cuando que se construyó el campo para la Real Sociedad sin que se planificase adecuadamente cómo evitar que la celebración de partidos fuera un grave problema para el barrio. Un problema que no siempre encuentra reflejo adecuado en los medios de comunicación que, sobre todo, suelen poner el foco en el malestar que generan grupos radicales de aficiones foráneas cuando invaden la ciudad. Pero quienes viven y/o trabajan en Amara Berri, en particular quienes lo hacen en las inmediaciones de Anoeta, conocen bien las molestias que acompañan a la celebración de cada partido de fútbol.
En ese contexto, y después de algunos intentos infructuosos de buscar soluciones, ABAE (Amara Berri Auzo Elkartea - Asociación Vecinal de Amara Berri) decidió que había llegado el momento de airear el problema. El resultado fue la redacción del MANIFIESTO a favor de los derechos de la ciudadanía que vive y/o trabaja en Amara Berri ante la celebración de partidos de fútbol en el Estadio de Anoeta. El texto, suscrito por numerosas entidades y asociaciones del barrio, fue remitido al consejero de Seguridad del Gobierno Vasco, al alcalde de Donostia / San Sebastián y al presidente de la Real Sociedad, antes de ser enviado a los medios de comunicación.
Es, por tanto, inexacto que cuando se redactó el citado MANIFIESTO se hiciera pensando exclusivamente en las visitas a Anoeta de equipos que acuden a los partidos que juegan como visitantes acompañados de grupos de forofos impresentables, como ha sido recientemente el caso del Anderlecht o del Ajax. Esta no es solo una aclaración necesaria a que, por ejemplo, EL DIARIO VASCO publicara entrecomillada buena parte del MANIFIESTO bajo el titular “Los vecinos de Amara piden medidas de carácter preventivo ante la visita del Ajax” (Ángel López, 20-11-2024), sino una reivindicación sobre su verdadero objetivo. Un objetivo que no se va a dar por cumplido hasta que, como se señala en uno de sus párrafos, no dejen de producirse en el barrio de Amara Berri, decenas de veces cada año, “periodos que solo pueden catalogarse de “estados de excepción”, ya que, de facto, quedan temporalmente en suspenso parte de nuestros derechos inalienables”.
Para evitar cualquier duda o malinterpretación, se adjunta en PDF el texto íntegro del MANIFIESTO.