Negro sobre blanco / Opinatorio
L@s otr@s levantador@senero 2018
Por estas latitudes norteñas ha habido halterófil@s de buen nivel, aunque no cabe duda de que este país ha sido tradicionalmente conocido, sobre todo, por la singularidad de los harrijasotzaile (desde hace tiempo, aunque con menor impacto mediático, también en versión femenina). Denominación que, por cierto, suele traer por la calle de la amargura a much@s periodistas de la radio y la televisión al sur de Pancorbo.
Sin embargo, he tenido ocasión de comprobar que hay en Euskal Herria (imagino que también en otras partes) otr@s levantador@s que no levantan ni halteras ni piedras, pero que realizan una labor encomiable. Son integrantes de las plantillas de celador@s de los hospitales. Entre sus funciones hay una que es conocida en el propio medio hospitalario precisamente como “levantador@s”: cuando la persona enferma está en cama y no tiene capacidad física para incorporarse y pasar siquiera un rato sentada en una silla, se avisa a l@s levantador@s para que lleven a cabo el levantamiento (y, trascurrido el tiempo adecuado, para que de nuevo acuesten a la persona).
Tal y como me explicaron unos fornidos levantadores del Hospital Universitario Donostia, la tarea puede ser asignada a cualquier celador/a de la plantilla, aunque apostillaron que, si se ve que el trabajo es realizado con gusto, es muy posible que se le asigne con mayor asiduidad. Y, añado, visto lo visto con mis propios ojos, hay casos en los que es necesario tener contextura física de halterófil@ o harrijasotzaile para poder levantar a ciertas personas enfermas con pesos corporales de bastante más de cien kilos.
Est@s otr@s levantador@s también se merecen el reconocimiento de pertenecer al Olimpo de los grandes atletas. En el sitio reservado a aquell@s que conjugan la fuerza y la habilidad para realizar la tarea con la sensibilidad y la delicadeza necesarias para poder ayudar a personas que no están pasando por un buen trance.